Carta del Presidente

CARTA DEL PRESIDENTE

La desaparición física de Enrique Mapelli López, ocurrida el 22 de agosto pasado, me llevó naturalmente a evocar, durante un largo rato, los muchísimos momentos pasados en común en los más variados lugares del mundo, llevados ambos por nuestra común pasión por el Derecho aeronáutico y por la frecuentación de la música. Esto no disminuyó, desde luego, la tristeza por la certeza de que ya no encontraré nuevamente al amigo de más de medio siglo durante mi próxima visita a Madrid, donde supimos intercambiar pareceres sobre muchos e interesantes aspectos de la vida, del derecho y de la cultura, desde que se retiró de toda actividad.

Evocar una larga amistad es tarea de mucho tiempo, ya que se va renovando casi cada día, en cuanto el recuerdo de algún aspecto de nuestra vida nos hace rememorar el dato, el lugar, la conversación o los diálogos habidos con el amigo que inició su gran viaje final, el último de una larguísima serie que Enrique supo vivir en plenitud. Y esto es, quizá, el único pero importante aspecto positivo que me deja su muerte: el recuerdo perenne de tantas horas comunes en nuestras vidas. Aunque esa evocación tiene ahora, indiscutiblemente, el sabor amargo de la truncada amistad hasta que, quizá, nos encontremos en el más allá.

Para ALADA, Mapelli supo ser un miembro no solo de Honor y uno de sus Vicepresidentes durante 30 años, sino un permanente buscador de nuevos horizontes y actividades, un constante cumplidor con los objetivos de la Asociación y el animador frecuente de muchos trabajos de alto nivel jurídico, expuestos en nuestras reuniones con el estilo caballeresco y el personal estilo literario que fueron su característica personal. Y dentro de su natural elegancia e hidalguía. Por todo ello, su muerte es una pérdida irreemplazable.

Mapelli fue un gran Maestro del Derecho aeronáutico, al que dedicó muchos libros y trabajos científicos, y además lo enseñó con un superior valor de la oratoria y de la profundidad de sus conocimientos, en innumerables cursos y conferencias. Pero fue mucho más que eso: la Presentación que redacté para el “Liber amicorum” que nuestra Asociación le dedicó hace once años, la titulé “Ensayo sobre un humanista excepcional”, porque su vida fue un constante devenir de hechos y expresiones propias de una personalidad superior, de un gran señor de la vida, de la cultura y del mundo, que entonces intenté resumir en base a algunas de sus principales actividades. Y por esto mismo, su desaparición es para todos quienes le conocimos, pero muy especialmente para quienes fuimos distinguidos con su valiosa amistad personal, la certeza de un vacío irrecuperable en lo que resta de nuestras vidas.

Se nos ha ido un Maestro, un gran Humanista y a algunos, un amigo fraterno de toda la vida importante. Para quienes valoramos el Derecho aeronáutico, Mapelli seguirá siempre entre nosotros con sus libros y trabajos de medio siglo, enseñándonos de manera constante. Para sus amigos, también estará en nuestro perenne recuerdo y evocación. Que descanse en paz.

Buenos Aires, 15 de septiembre de 2018.

Dr. MARIO O. FOLCHI

       PRESIDENTE


ASOCIACIÓN LATINO AMERICANA DE DERECHO AERONÁUTICO Y ESPACIAL

ALADA
CARTA DEL PRESIDENTE

Buenos Aires, 21 de octubre de 2021.-
Profundamente conmovido por la desaparición física de nuestra Secretaria General, la
Dra. Marina Donato, envío esta Carta a todos nuestros Miembros, no solo para
transmitir tan infausta noticia, sino para evocar dolorosamente la enorme
personalidad de quien llevara nuestra Secretaría General por los últimos cuarenta y
cuatro años.
Marina falleció el pasado 18 del corriente a los 85 años de edad, como consecuencia
de una cirugía motivada por una antigua enfermedad, en la plenitud de sus facultades
mentales. No solo fue una excelente funcionaria de nuestra entidad, sino para todos
los de mi familia una amiga ubicada en la línea vertebral de nuestros principales
afectos. Por ello, en el plano personal es una pérdida muy sentida e insustituible.
Quienes tuvieron la posibilidad de tratar a Marina saben de su inalterable honestidad
intelectual y gran capacidad para el tratamiento de todas las cuestiones que se
relacionan con nuestra materia. Fue una gran jurista y una funcionaria a la que mucho
le debe la República Argentina por su probidad y capacidad ejecutiva, no solo en la
antigua Dirección Nacional de Aviación Civil, sino como Secretaria de la Comisión
Latinoamericana de Aviación Civil primero y luego como Directora de Transporte Aéreo
de la Organización de Aviación Civil Internacional. Su último paso por la función pública
tuvo lugar como Subsecretaria de Transporte Aéreo de la Argentina, a fines del pasado
siglo y comienzos del actual.
No es éste el lugar para desarrollar una lista de su historia de vida profesional. Todos la
conocemos muy bien, pero también sabemos que para ALADA, el lugar que Marina
ocupó por su personalidad y la gestión que realizó, serán difíciles de reemplazar. Nadie
puede saberlo mejor que este Presidente, para quien fue una colaboradora
excepcional.
No hay palabras para expresar los sentimientos en algunas situaciones ante las que
nos enfrenta la vida, como es en este caso. Por ello, quede aquí expuesto todo el dolor
que la partida de Marina para su gran viaje final suponen para mí y para mi familia, así
como para toda la comunidad aeronáutica que la conoció y supo aprehender sus
valores morales, profesionales y académicos.
Ruego oraciones por su memoria y que descanse en paz.
Dr. MARIO O. FOLCHI
Presidente


CARTA DEL PRESIDENTE

Buenos Aires, 30 de Enero de 2022.

Estimados Miembros y Colegas:
He tomado la costumbre de remitir una Carta como Presidente de ALADA cuando
ocurren circunstancias excepcionales y que se relacionan con la vida de la entidad, que
nuclea a lo más significativo de nuestras especialidades.
Este 30 de enero en que estoy redactando estas líneas, lo hago embargado de tristeza
porque hace unas horas recibí la noticia: ayer nos ha dejado el Profesor Rodolfo
González Lebrero, a los 97 años de edad, en Madrid. Como ocurre muchas veces,
cuando se recibe una noticia así, el primer momento es de estupor, casi de resistencia
a aceptarla, para luego evocar a la persona que se fue y los momentos y actividades
que con ella hemos tenido a lo largo de una vida o de una profesión.
Comenzamos nuestra amistad con González Lebrero en la década de los años 60 del
pasado siglo, cuando ambos dictábamos clase en la Facultad de Derecho de la
Universidad de Buenos Aires: él como profesor adjunto y yo como Jefe de Trabajos
Prácticos de la misma cátedra de “Derecho de la Navegación”. Siempre mantuvimos
diálogos para mí enriquecedores en la Sala de Profesores, entre clase y clase, en las
cuales reconocí al hombre culto, versado en la especialidad – el derecho marítimo que
entonces cultivaba exclusivamente – y con un señorío natural que lo destacaba.
En algún momento de esa época Rodolfo renunció a la Facultad para hacerse cargo de
la representación en Europa de la entonces empresa naviera estatal argentina, con
sede en París. Ello hizo que dejáramos de vernos semanalmente y pasaron más de 30
años hasta que nos reencontramos en Madrid, adonde había recalado, formado
familia con María y fundado un importante Estudio jurídico principalmente dedicado a
los seguros y el derecho aeronáutico. Desde entonces, reanudamos la amistad y
encontrarnos para conversar, comer o participar en alguna actividad académica, era
para mí cita obligada en los numerosos viajes a la capital española que hice en las
últimas dos décadas. Y me enriquecía con esos encuentros, porque su caballerosidad,
cultura y hombría de bien, si se quiere, se habían acrecentado con la experiencia que
otorga una vida casi centenaria. Un encuentro con González Lebrero siempre me
dejaba un saldo muy positivo, vinculado con cualesquiera de los temas que
abordáramos, fuera del derecho, de la cultura o sencillamente de la vida.
El ámbito del Derecho aeronáutico, así como del Marítimo o Espacial, acaba de perder
a uno de sus grandes representantes. Apenas hace un año publicó su excelente “Curso
de Derecho Aeronáutico” (a los 96 años!!) en el que demostró con creces su solvencia
académica y profesional. Y antes había tenido la deferencia de participar de la

presentación de mi Tratado en las Jornadas que ALADA realizó en la Universidad del
País Vasco en 2015, en las cuales, por otra parte, tuvo un desempeño brillante.
Habíamos conversado telefónicamente con motivo del reciente fin de año y quedamos
comprometidos a reunirnos en mi próxima visita a Madrid. Ya no podrá ser.
Como se desprende de los párrafos que anteceden, la desaparición de un jurista
excepcional supone, para toda entidad a la que pertenece, un hecho excepcional, si
bien penoso. Muchos de nuestros miembros quizá no hayan tenido la posibilidad de
conocer a González Lebrero. Por ello confío que estas líneas los acerquen a su
riquísima personalidad y, en todo caso, les aconsejo que se vinculen con su obra
jurídica, de muy alto valor.
ALADA pierde a uno de sus más prestigiosos Miembros; el Derecho aeronáutico a una
figura excepcional y este Presidente a un gran colega y amigo, a quien despide con
mucho dolor y agradeciéndole la amistad con la que me distinguió.
Dr. MARIO O. FOLCHI
Presidente


CARTA DEL PRESIDENTE

Buenos Aires, 7 de Febrero de 2022.

Estimados Miembros y Colegas:
Una semana después de la lamentada desaparición del Dr. Rodolfo González Lebrero,
nuestra entidad y quienes fuimos sus amigos debemos reencontrarnos con el dolor,
por otra pérdida enorme: sobre la medianoche del último viernes 4 nos dejó Manuel
Augusto Ferrer, a los 91 años de edad.
Nuevamente redacto otra Carta como Presidente de ALADA, para testimoniar no solo
la profunda tristeza por la muerte de quien venía presidiendo la Sección Nacional
argentina de la Asociación e integrando su Consejo Directivo como Miembro Titular
desde hace varias décadas, sino el sentimiento generalizado de pesar de quienes lo
conocimos, porque se nos ha ido otro caballero de los que quedan pocos y una
personalidad que no solo se destacó en el ámbito académico, sino en el de las
relaciones humanas por su honradez intelectual, por su alto sentido del honor y de la
amistad y por su gran simpatía personal.
El profesor Ferrer alcanzó el más alto nivel de la docencia universitaria en su Córdoba
natal, la que ejerció con sabiduría, probidad y nobleza, por lo que fue Miembro de
Honor de ALADA. Su versación en nuestras materias, además, fue respetada en las
reuniones en nuestro país y en el extranjero en que participó y acreditada en sus
numerosas publicaciones, lo que lo llevó a ocupar un lugar importante en la primera
fila de los Maestros del Derecho aeronáutico y espacial. Su capacidad oratoria elevaba
los debates en los que intervenía, como consecuencia de su estilo inconfundible, que
todos siempre recordaremos.
Nos conocimos con Ferrer cuando ambos éramos solteros, en mis vacaciones
veraniegas en las sierras de su provincia, donde supimos compartir en esos
inolvidables grupos juveniles infinidad de reuniones, cabalgatas y guitarreadas a la luz
de la luna. En estas últimas, Manuel Augusto se destacaba cantando, acompañado por
su guitarra, especialmente temas del folklore argentino. Luego de algunos años, cada
uno formó su propia familia y volvimos a encontrarnos en un congreso de la
especialidad en Buenos Aires para a partir de entonces, renovar nuestra amistad y
mantenerla hasta ahora. Fue Secretario coordinador de las Jornadas Nacionales de
Derecho Aeronáutico y Espacial de la Argentina a la muerte del inolvidable Federico
Ortiz de Guinea en 1970, las que tuvieron durante muchos años un valor muy
significativo en el desarrollo de ambas materias en el país.
Ferrer fue uno de los miembros infaltables de las reuniones de ALADA hasta poco
antes de la pandemia, en las cuales siempre aportaba criterios de alto nivel jurídico,

que sabía defender con elegancia y cultura verbal. Siempre se caracterizó por su
consecuencia inalterable con los objetivos de la entidad y no puedo dejar de evocar
aquí el afectuoso homenaje que le hicimos en la Universidad Blas Pascal de su
provincia en 2011, con motivo de las Jornadas anuales de la Asociación, en que toda la
comunidad de ALADA y del mundo jurídico se unió para resaltar sus valores de notable
jurista y gran señor de la vida.
Se nos ha ido un gran profesor y jurista y vale repetir aquí el final de mi Carta anterior:
ALADA pierde a uno de sus más prestigiosos Miembros; el Derecho aeronáutico y
espacial a una figura excepcional y este Presidente a un gran colega y amigo, a quien
despide con mucho dolor y agradeciéndole la amistad con la que me distinguió.

Dr. MARIO O. FOLCHI
Presidente